Escrita con tan solo veintitrés años, <cite>El corazón es un cazador solitario</cite> (<cite xml:lang="en">The Heart Is a Lonely Hunter</cite>, 1940) fue la primera novela de Carson McCullers y dio a conocer la magnitud de su talento. Centrada en el ambiente de una pequeña ciudad sureña y en un grupo de personas que —en torno a la figura emblemática del sordomudo John Singer, el personaje más conseguido de esta genial autora— tienen en común la esencial soledad, su marginalidad y el rechazo de una sociedad que les ignora, El corazón es un cazador solitario es ya un clásico de la narrativa contemporánea.
Leyendo <cite>El corazón es un cazador solitario</cite> el lector no puede evitar implicarse con cada uno de sus personajes y vibra ante la experiencia de seguir a Carson McCullers en su viaje por las profundidades del alma humana. Esta pieza maestra justifica sobradamente las palabras que Graham Greene escribió acerca de su autora: «Carson McCullers y quizá William Faulkner son, tras la muerte de D. H. Lawrence, los únicos escritores con una sensibilidad poética original. Prefiero Carson McCullers a William Faulkner porque escribe de modo más claro; la prefiero a D. H. Lawrence porque no tiene mensaje».
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Escrita con tan solo veintitrés años, <cite>El corazón es un cazador solitario</cite> (<cite xml:lang="en">The Heart Is a Lonely Hunter</cite>, 1940) fue la primera novela de Carson McCullers y dio a conocer la magnitud de su talento. Centrada en el ambiente de una pequeña ciudad sureña y en un grupo de personas que —en torno a la figura emblemática del sordomudo John Singer, el personaje más conseguido de esta genial autora— tienen en común la esencial soledad, su marginalidad y el rechazo de una sociedad que les ignora, El corazón es un cazador solitario es ya un clásico de la narrativa contemporánea.
Leyendo <cite>El corazón es un cazador solitario</cite> el lector no puede evitar implicarse con cada uno de sus personajes y vibra ante la experiencia de seguir a Carson McCullers en su viaje por las profundidades del alma humana. Esta pieza maestra justifica sobradamente las palabras que Graham Greene escribió acerca de su autora: «Carson McCullers y quizá William Faulkner son, tras la muerte de D. H. Lawrence, los únicos escritores con una sensibilidad poética original. Prefiero Carson McCullers a William Faulkner porque escribe de modo más claro; la prefiero a D. H. Lawrence porque no tiene mensaje».