El Topo es la novelización de las experiencias de John le Carré de las revelaciones de la década de 1950 y la década de 1960 que expusieron a los Cinco Traidores de Cambridge.
Para leer El Topo es preciso recordar los años de Guerra Fría, la lucha, sorda en algunos momentos, en otra encubierta y en otra patente entre las dos grandes potencias de entonces. Hay que echar la vista atrás, volver a hablar de la OTAN y del Pacto de Varsovia, del telón de acero, de los bloques enfrentados, no sólo políticamente sino ideológicamente, de una lucha en el que el escenario era el planeta al completo, con miles de misiles, cargaditos de cabezas nucleares, apuntándose mutuamente, con unas fuerzas en juego descomunales que abarcaron desde millones de soldados hasta los primeros satélites, de una lucha por la supremacía que cómo no, tuvo sus alcantarillas, sus momentos de sucia lucha, sus engaños y sus espías.
De esos espías es de lo que versa la novela, en especial de los espías al servicio de la Reina, los habitantes del Foreign Office, llamado por el autor el Circus que pretendían luchar con sus escasas armas en defensa de lo que ya, en aquellos años, era una entelequia, el Imperio Británico.
El personaje de el jefe del Centro de Moscú, Karla, está basado en el general de la KGB Rem Krassilnikov.
Bill Haydon se deriva de Kim Philby quien, a finales de 1950, fue sospechoso de traición en el MI6, dada su relación con el desertor de Guy Burgess. Continuó como oficial de inteligencia del SIS hasta que desertó a la URSS en 1963. John Le Carré trabajó como oficial de inteligencia para el MI6 durante el mandato de Philby.
A través de la historia de amor con la esposa de un oficial de inteligencia del centro de Moscú, el espía británico Ricki Tarr descubre que puede haber un «topo» soviético infiltrado en el «Circus», ocupando un puesto de alto rango. Su nombre en clave es «Gerald». Tras avisar a su superior Peter Guillam el que a su vez avisa a un funcionario del Servicio Civil responsable de los Servicios de Inteligencia, Oliver Lacon. Lacon llama de su retiro a George Smiley. Junto con Guillam, debe investigar sin conocimiento del «Circus». El encargado del «Circus» es Percy Alleline y sus adjuntos Bill Haydon, Roy Bland y Toby Esterhase. Según la información de Tarr, cualquiera de ellos podría ser el «topo».
George sospecha que el «topo» ha ocasionado que algunas misiones acaben fallidas, entre ellas la Operación Testimonio, que tenía como fin reunirse con una reserción del ejército checo. Esta operación terminó con el agente Jim Prideaux disparado en la espalda y torturado y con Control, el máximo responsable del «Circus», despedido y posteriormente muerto. Prideaux finalmente sobrevivió y fue repatriado y acabó de profesor en un colegio. Smiley le visita y éste le cuenta que la verdadera finalidad de la misión era descubrir el nombre del «topo». El personal que le torturó en el Centro de Moscú ya sabía esto y toda la operación era una trampa tendida con la intención de desacreditar a Control y eliminar los posibles peligros que sufriera su «topo».
Percy Alleline, que era rival de Control, ha llegado a ser el máximo responsable del «Circus» gracias a unos documentos con apariencia de ser de primera calidad gracias a una fuente soviética cuyo nombre en clave es «Merlín» a través de la «Operación Brujería». El material de esta operación está a cargo de Alleline, Haydon, Bland y Esterhase. La investigación lleva a Smiley a creer que la «Operación Brujería» está siendo utilizada por Karla, que está al mando del Centro de Moscú, con el fin de influir en la dirección del «Circus».
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El Topo es la novelización de las experiencias de John le Carré de las revelaciones de la década de 1950 y la década de 1960 que expusieron a los Cinco Traidores de Cambridge.
Para leer El Topo es preciso recordar los años de Guerra Fría, la lucha, sorda en algunos momentos, en otra encubierta y en otra patente entre las dos grandes potencias de entonces. Hay que echar la vista atrás, volver a hablar de la OTAN y del Pacto de Varsovia, del telón de acero, de los bloques enfrentados, no sólo políticamente sino ideológicamente, de una lucha en el que el escenario era el planeta al completo, con miles de misiles, cargaditos de cabezas nucleares, apuntándose mutuamente, con unas fuerzas en juego descomunales que abarcaron desde millones de soldados hasta los primeros satélites, de una lucha por la supremacía que cómo no, tuvo sus alcantarillas, sus momentos de sucia lucha, sus engaños y sus espías.
De esos espías es de lo que versa la novela, en especial de los espías al servicio de la Reina, los habitantes del Foreign Office, llamado por el autor el Circus que pretendían luchar con sus escasas armas en defensa de lo que ya, en aquellos años, era una entelequia, el Imperio Británico.
El personaje de el jefe del Centro de Moscú, Karla, está basado en el general de la KGB Rem Krassilnikov.
Bill Haydon se deriva de Kim Philby quien, a finales de 1950, fue sospechoso de traición en el MI6, dada su relación con el desertor de Guy Burgess. Continuó como oficial de inteligencia del SIS hasta que desertó a la URSS en 1963. John Le Carré trabajó como oficial de inteligencia para el MI6 durante el mandato de Philby.
A través de la historia de amor con la esposa de un oficial de inteligencia del centro de Moscú, el espía británico Ricki Tarr descubre que puede haber un «topo» soviético infiltrado en el «Circus», ocupando un puesto de alto rango. Su nombre en clave es «Gerald». Tras avisar a su superior Peter Guillam el que a su vez avisa a un funcionario del Servicio Civil responsable de los Servicios de Inteligencia, Oliver Lacon. Lacon llama de su retiro a George Smiley. Junto con Guillam, debe investigar sin conocimiento del «Circus». El encargado del «Circus» es Percy Alleline y sus adjuntos Bill Haydon, Roy Bland y Toby Esterhase. Según la información de Tarr, cualquiera de ellos podría ser el «topo».
George sospecha que el «topo» ha ocasionado que algunas misiones acaben fallidas, entre ellas la Operación Testimonio, que tenía como fin reunirse con una reserción del ejército checo. Esta operación terminó con el agente Jim Prideaux disparado en la espalda y torturado y con Control, el máximo responsable del «Circus», despedido y posteriormente muerto. Prideaux finalmente sobrevivió y fue repatriado y acabó de profesor en un colegio. Smiley le visita y éste le cuenta que la verdadera finalidad de la misión era descubrir el nombre del «topo». El personal que le torturó en el Centro de Moscú ya sabía esto y toda la operación era una trampa tendida con la intención de desacreditar a Control y eliminar los posibles peligros que sufriera su «topo».
Percy Alleline, que era rival de Control, ha llegado a ser el máximo responsable del «Circus» gracias a unos documentos con apariencia de ser de primera calidad gracias a una fuente soviética cuyo nombre en clave es «Merlín» a través de la «Operación Brujería». El material de esta operación está a cargo de Alleline, Haydon, Bland y Esterhase. La investigación lleva a Smiley a creer que la «Operación Brujería» está siendo utilizada por Karla, que está al mando del Centro de Moscú, con el fin de influir en la dirección del «Circus».