Nexo de unión entre Trópico de Cáncer (1934) y Trópico de Capricornio (1939), Primavera negra es el libro que más a fondo y mejor introduce al lector en el personalísimo mundo literario de Henry Miller, pues en él vemos a la imaginación creativa actuando en todos los niveles. En un subyugante ir y venir de la memoria (de la infancia a la madurez, de Nueva York a París, de la ternura al desengaño más amargo-al que el autor se enfrenta con rabia, sarcasmo y desprecio-), Miller nos ofrece lo mejor de sí mismo y de su indiscutible talento artístico en una serie de capÃtulos que pueden leerse también independientemente, pero que en su conjunto conforman una sólida novela unitaria.. Las evocaciones nostálgicas que despliega y sobrepone Miller en esta obra son indudablemente de raíz proustiana, su fraseo y el ritmo de su prosa beben a morro de la retórica de Walt Whitman, su portentosa imaginación es tal vez hija putativa de Lewis Carroll y es evidente que el espíritu del fluir de la conciencia de Joyce se ha colado por la puerta trasera en estas páginas, pero con todo ello, y mucho más (la escritura automática y el léxico surrealista, la potencia expresiva del impresionismo pictórico, las visiones herederas de la novela gótica, la sublevación lingüística de Celine...), Henry Miller creó una de las obras más personales, arrebatadoras e influyentes del siglo XX.
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Nexo de unión entre Trópico de Cáncer (1934) y Trópico de Capricornio (1939), Primavera negra es el libro que más a fondo y mejor introduce al lector en el personalísimo mundo literario de Henry Miller, pues en él vemos a la imaginación creativa actuando en todos los niveles. En un subyugante ir y venir de la memoria (de la infancia a la madurez, de Nueva York a París, de la ternura al desengaño más amargo-al que el autor se enfrenta con rabia, sarcasmo y desprecio-), Miller nos ofrece lo mejor de sí mismo y de su indiscutible talento artístico en una serie de capÃtulos que pueden leerse también independientemente, pero que en su conjunto conforman una sólida novela unitaria.. Las evocaciones nostálgicas que despliega y sobrepone Miller en esta obra son indudablemente de raíz proustiana, su fraseo y el ritmo de su prosa beben a morro de la retórica de Walt Whitman, su portentosa imaginación es tal vez hija putativa de Lewis Carroll y es evidente que el espíritu del fluir de la conciencia de Joyce se ha colado por la puerta trasera en estas páginas, pero con todo ello, y mucho más (la escritura automática y el léxico surrealista, la potencia expresiva del impresionismo pictórico, las visiones herederas de la novela gótica, la sublevación lingüística de Celine...), Henry Miller creó una de las obras más personales, arrebatadoras e influyentes del siglo XX.