Un ensayo de Franz Liszt sobre la obra, personalidad y vida de su amigo Frédéric Chopin (1810-1849), virtuoso músico polaco exiliado en París, que devorado por la enfermedad, murió a los 39 años. Su obra, una de las más atípicas del repertorio romántico, fijó durante mucho tiempo el significado de las nuevas formas de la Balada, la Impromptu, la Polonesa o el Nocturno.
Siendo su más sincero admirador, a pesar de las rivalidades amorosas y artísticas, Franz Liszt se comprometió, desde la muerte de Chopin, a «hacer hablar su aflicción en su sepulcro». En sus obras, escribe, «se encuentran las señales de los dolores agudos que le devoraban, como se encontraría en un cuerpo bello aquellas garras de un ave de rapiña».
El libro, escrito con la ayuda de la princesa ruso-polaca Carolyne de Sayn-Wittgenstein, su amiga y secretaria, apareció entre febrero y agosto de 1851 en La France Musicale. «Un libro notable en términos de estilo y fantasía», diría Théophile Gautier. En cuanto a George Sand: «Un poco exuberante en estilo, pero lleno de páginas muy hermosas». Liszt defiende el encierro de Chopin «en el marco exclusivo del piano», subraya la inspiración polaca de su obra, la delicadeza de sus modales, y evoca el recuerdo de un recital en casa del virtuoso, su «invierno en el midi de l’Europe» con George Sand, su último viaje a Londres y los últimos momentos de su vida en París rodeado de sus amigos.
Más que Polonia, donde nació, más que Francia, que le acogió y amó, la «patria del alma» fue la verdadera patria de Chopin.
Description:
Un ensayo de Franz Liszt sobre la obra, personalidad y vida de su amigo Frédéric Chopin (1810-1849), virtuoso músico polaco exiliado en París, que devorado por la enfermedad, murió a los 39 años. Su obra, una de las más atípicas del repertorio romántico, fijó durante mucho tiempo el significado de las nuevas formas de la Balada, la Impromptu, la Polonesa o el Nocturno. Siendo su más sincero admirador, a pesar de las rivalidades amorosas y artísticas, Franz Liszt se comprometió, desde la muerte de Chopin, a «hacer hablar su aflicción en su sepulcro». En sus obras, escribe, «se encuentran las señales de los dolores agudos que le devoraban, como se encontraría en un cuerpo bello aquellas garras de un ave de rapiña». El libro, escrito con la ayuda de la princesa ruso-polaca Carolyne de Sayn-Wittgenstein, su amiga y secretaria, apareció entre febrero y agosto de 1851 en La France Musicale. «Un libro notable en términos de estilo y fantasía», diría Théophile Gautier. En cuanto a George Sand: «Un poco exuberante en estilo, pero lleno de páginas muy hermosas». Liszt defiende el encierro de Chopin «en el marco exclusivo del piano», subraya la inspiración polaca de su obra, la delicadeza de sus modales, y evoca el recuerdo de un recital en casa del virtuoso, su «invierno en el midi de l’Europe» con George Sand, su último viaje a Londres y los últimos momentos de su vida en París rodeado de sus amigos. Más que Polonia, donde nació, más que Francia, que le acogió y amó, la «patria del alma» fue la verdadera patria de Chopin.